La
tragedia de Electra de Sófocles relata la historia de Electra, hija
de Agamenón y de Clitemnestra, que es condenada a vivir con los
asesinos de su padre y que no son otros que su propia madre y el
amante de ésta Egisto. La tragedia se remonta a cuando Agamenón
vuelve de luchar en la guerra de Troya. Al volver se le recibe a él
y a sus hombres con una cena en la que acabará en desgracia, pues
Egisto y Clitemnestra tienen soldados escondidos que atacan por
sorpresa y matan a los hombre de Agamenón mientras que de éste se
encargan el propio Egisto y Clitemnestra a hachazos. Mientras tanto,
Electra que es testigo de todo, sospechando que asesinarán al único
hijo varón, Orestes, se lo da a un hombre fiel de Agamenón que
consigue escapar de la emboscada y se lo lleva lejos donde lo educará
para que de mayor pueda vengar la muerte de su padre. Después de
estos hechos empieza el reinado de Egisto y Clitemnestra donde se nos
cuenta que gobiernan con grandes ostentaciones y soberbia por parte
de ambos. Electra pues convive con los asesinos de sus padres pero
les repudia y no deja de recordarles sus atroces actos. Además de
Electra vive su hermana menor, Crisotémis, que no presenció el
asesinato por ser más joven que Electra y por lo tanto es más
complaciente con su madre y Egisto. Las causas del asesinato de
Agamenón se remontan a hechos anteriores a Troya. Clitemnestra
estuvo casada con Tántalo II, hijo de Tiestes, y Agamenón dio
muerte a su marido y a sus hijos casándose luego con ésta. Después
de eso tuvo que sacrificar a la hija que había tenido con ella
Ifigenia porque Ártemis castigo a Agamenón por haber matado a un
ciervo en una arboleda sagrada y la diosa en venganza hizo que los
barcos que iban a Troya a participar en la guerra quedaran inmóviles
en el mar. A través de un oráculo se le reveló que la única
manera de apaciguar a la diosa era sacrificando a la hija de éste,
Ifigenia. Dicho y hecho, pero a partir de ese momento el odio de su
mujer aumenta hasta el momento en que se enamora de Egisto y juntos
traman el asesinato de Agamenón a la vuelta de la guerra de Troya.
Tras la matanza, como hemos dicho, Electra entrega a Orestes a un
hombre fiel a Agamenón que en la obra recibe el nombre de Pedagogo y
que le instruirá y entrenará para vengar la muerte de su padre. La
obra se sitúa en el momento en que Orestes ya ha crecido y planea la
vuelta a su patria para llevar a cabo la ansiada venganza de matar a
Clitemnestra y Egisto y recuperar el reino de Micenas. Mientras
tanto, Electra está a punto de ser llevada a una cueva para que así
no tengan que escuchar más sus lamentos y acusaciones. El pedagogo,
Orestes y Pílades, amigo inseparable de este preparan el terreno. El
pedagogo llega a palacio anunciando la muerte de Orestes mientras
participaba en los juegos de Delfos en una carrera de carros. Al
escuchar ésto Electra cae en una tristeza y unos lamentos profundos.
El pedagogo explica a la reina que dos hombres vendrán a traer las
cenizas de Orestes pero en realidad no serán las cenizas de éste
sino las de su padre y los que vendrán serán Pílades y Orestes
para poder cerrar la trampa. Mientras tanto llega Crisotémis e
informa a Electra de que Orestes está vivo porque alguien ha dejado
ofrendas en la tumba de Agamenón, noticia que la confunde porque
momentos antes el mensajero había confirmado su muerte. Llegan a las
afueras de palacio Pílades y Orestes, trayendo las cenizas cuando
observan consternados el sufrimiento y la agonía de Electra, la cual
cree que su hermano ha muerto. En un acto de compasión Orestes se le
revela para consuelo de ella pero poniendo en peligro la misión.
Ella le abraza y se alegra mucho de que al fin haya venido. Al poco
sale el pedagogo de palacio y les increpa para que aprovechen la
ocasión pues la reina está dentro de palacio esperando las cenizas
de Orestes. Entran Pílades, Orestes y el pedagogo y matan a
Clitemnestra con Electra como testigo y con gran satisfacción para
ella. Al rato llega Egisto alegre por las noticias que le han llegado
de la muerte de Orestes. Se encuentra con Electra a la salida de
palacio y le pregunta sobre la noticia. Electra, fingiendo dolor, le
cuenta que tienen el cuerpo dentro y que están tratando el tema con
la reina. Salen Orestes Y Pílades con el cuerpo tapado de la reina
que Egisto cree que es de Orestes. Egisto quiere ver el cuerpo sin
vida pero le dicen que es un honor que le corresponde a él y que
cumple de inmediato. Aprovechando el engaño le desarman y cuando ve
el rostro de su esposa cae en la conclusión de que ha sido burlado y
que es Orestes el joven que hay delante suyo que ha venido a cumplir
la venganza de su padre. Acto seguido le llevan adentro de palacio
donde será ejecutado en el mismo lugar donde lo fue Agamenón. Un
último grito de Egisto pone fin a la tragedia.
CONTEXTO HISTÓRICO Y
ANÁLISIS:
La Electra de Sófocles
tiene una estructura que será modélica para el teatro universal en
cuanto a la división de la trama. A partir de esta estructura
Sófocles nos introduce en el oscuro reino de los muertos y de las
divinidades infernales como son Hades y su esposa Perséfone, de las
Furias llamadas Erinias o Euménides y del Hermes infernal que guiará
los pasos de Orestes hasta lograr su objetivo, vengar la muerte de
Agamenón. Hay una alusión constante de estos personajes en la
tragedia. Incluso el palacio donde se desarrollan los hechos, el
palacio real de los Átridas ubicado en la acrópolis de Micenas, en
su interior es donde murió Agamenón y donde morirán sus asesinos.
Pero ya anterior a estos hechos este palacio había sido testigo de
varios crímenes como el de Atreo, que mató a los hijos de su
hermano Tiestes y se los sirvió en un banquete como venganza por
acostarse con su esposa Aérope. Nos encontramos en el lugar perfecto
para una venganza. Sófocles representa el momento de mayor esplendor
de la sociedad ateniense en la segunda mitad del siglo V a. C y
escribe su Electra en torno al 418 a. C sin que se sepa del año
exacto de su estreno.
El conflicto en la obra se
nos presenta desde el principio pues hay un asesinato no vengado de
Agamenón y se exige una venganza que calme al espíritu del muerto y
restituya su honra. El encargado de esta misión será su único hijo
varón Orestes a través de una trampa, un engaño, tal como hicieran
con su difunto padre. Después de estos hechos será perseguido por
las Erinias que le hacen enloquecer. Finalmente, por consejo del
oráculo de Delfos se presentará delante del tribunal de Areópago
de Atenas que lo absuelve y hace que se retiren la Erinias, aunque
eso ya es otra historia.
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