miércoles, 18 de septiembre de 2013

Electra de Sófocles



La tragedia de Electra de Sófocles relata la historia de Electra, hija de Agamenón y de Clitemnestra, que es condenada a vivir con los asesinos de su padre y que no son otros que su propia madre y el amante de ésta Egisto. La tragedia se remonta a cuando Agamenón vuelve de luchar en la guerra de Troya. Al volver se le recibe a él y a sus hombres con una cena en la que acabará en desgracia, pues Egisto y Clitemnestra tienen soldados escondidos que atacan por sorpresa y matan a los hombre de Agamenón mientras que de éste se encargan el propio Egisto y Clitemnestra a hachazos. Mientras tanto, Electra que es testigo de todo, sospechando que asesinarán al único hijo varón, Orestes, se lo da a un hombre fiel de Agamenón que consigue escapar de la emboscada y se lo lleva lejos donde lo educará para que de mayor pueda vengar la muerte de su padre. Después de estos hechos empieza el reinado de Egisto y Clitemnestra donde se nos cuenta que gobiernan con grandes ostentaciones y soberbia por parte de ambos. Electra pues convive con los asesinos de sus padres pero les repudia y no deja de recordarles sus atroces actos. Además de Electra vive su hermana menor, Crisotémis, que no presenció el asesinato por ser más joven que Electra y por lo tanto es más complaciente con su madre y Egisto. Las causas del asesinato de Agamenón se remontan a hechos anteriores a Troya. Clitemnestra estuvo casada con Tántalo II, hijo de Tiestes, y Agamenón dio muerte a su marido y a sus hijos casándose luego con ésta. Después de eso tuvo que sacrificar a la hija que había tenido con ella Ifigenia porque Ártemis castigo a Agamenón por haber matado a un ciervo en una arboleda sagrada y la diosa en venganza hizo que los barcos que iban a Troya a participar en la guerra quedaran inmóviles en el mar. A través de un oráculo se le reveló que la única manera de apaciguar a la diosa era sacrificando a la hija de éste, Ifigenia. Dicho y hecho, pero a partir de ese momento el odio de su mujer aumenta hasta el momento en que se enamora de Egisto y juntos traman el asesinato de Agamenón a la vuelta de la guerra de Troya. Tras la matanza, como hemos dicho, Electra entrega a Orestes a un hombre fiel a Agamenón que en la obra recibe el nombre de Pedagogo y que le instruirá y entrenará para vengar la muerte de su padre. La obra se sitúa en el momento en que Orestes ya ha crecido y planea la vuelta a su patria para llevar a cabo la ansiada venganza de matar a Clitemnestra y Egisto y recuperar el reino de Micenas. Mientras tanto, Electra está a punto de ser llevada a una cueva para que así no tengan que escuchar más sus lamentos y acusaciones. El pedagogo, Orestes y Pílades, amigo inseparable de este preparan el terreno. El pedagogo llega a palacio anunciando la muerte de Orestes mientras participaba en los juegos de Delfos en una carrera de carros. Al escuchar ésto Electra cae en una tristeza y unos lamentos profundos. El pedagogo explica a la reina que dos hombres vendrán a traer las cenizas de Orestes pero en realidad no serán las cenizas de éste sino las de su padre y los que vendrán serán Pílades y Orestes para poder cerrar la trampa. Mientras tanto llega Crisotémis e informa a Electra de que Orestes está vivo porque alguien ha dejado ofrendas en la tumba de Agamenón, noticia que la confunde porque momentos antes el mensajero había confirmado su muerte. Llegan a las afueras de palacio Pílades y Orestes, trayendo las cenizas cuando observan consternados el sufrimiento y la agonía de Electra, la cual cree que su hermano ha muerto. En un acto de compasión Orestes se le revela para consuelo de ella pero poniendo en peligro la misión. Ella le abraza y se alegra mucho de que al fin haya venido. Al poco sale el pedagogo de palacio y les increpa para que aprovechen la ocasión pues la reina está dentro de palacio esperando las cenizas de Orestes. Entran Pílades, Orestes y el pedagogo y matan a Clitemnestra con Electra como testigo y con gran satisfacción para ella. Al rato llega Egisto alegre por las noticias que le han llegado de la muerte de Orestes. Se encuentra con Electra a la salida de palacio y le pregunta sobre la noticia. Electra, fingiendo dolor, le cuenta que tienen el cuerpo dentro y que están tratando el tema con la reina. Salen Orestes Y Pílades con el cuerpo tapado de la reina que Egisto cree que es de Orestes. Egisto quiere ver el cuerpo sin vida pero le dicen que es un honor que le corresponde a él y que cumple de inmediato. Aprovechando el engaño le desarman y cuando ve el rostro de su esposa cae en la conclusión de que ha sido burlado y que es Orestes el joven que hay delante suyo que ha venido a cumplir la venganza de su padre. Acto seguido le llevan adentro de palacio donde será ejecutado en el mismo lugar donde lo fue Agamenón. Un último grito de Egisto pone fin a la tragedia.

CONTEXTO HISTÓRICO Y ANÁLISIS:

La Electra de Sófocles tiene una estructura que será modélica para el teatro universal en cuanto a la división de la trama. A partir de esta estructura Sófocles nos introduce en el oscuro reino de los muertos y de las divinidades infernales como son Hades y su esposa Perséfone, de las Furias llamadas Erinias o Euménides y del Hermes infernal que guiará los pasos de Orestes hasta lograr su objetivo, vengar la muerte de Agamenón. Hay una alusión constante de estos personajes en la tragedia. Incluso el palacio donde se desarrollan los hechos, el palacio real de los Átridas ubicado en la acrópolis de Micenas, en su interior es donde murió Agamenón y donde morirán sus asesinos. Pero ya anterior a estos hechos este palacio había sido testigo de varios crímenes como el de Atreo, que mató a los hijos de su hermano Tiestes y se los sirvió en un banquete como venganza por acostarse con su esposa Aérope. Nos encontramos en el lugar perfecto para una venganza. Sófocles representa el momento de mayor esplendor de la sociedad ateniense en la segunda mitad del siglo V a. C y escribe su Electra en torno al 418 a. C sin que se sepa del año exacto de su estreno.
El conflicto en la obra se nos presenta desde el principio pues hay un asesinato no vengado de Agamenón y se exige una venganza que calme al espíritu del muerto y restituya su honra. El encargado de esta misión será su único hijo varón Orestes a través de una trampa, un engaño, tal como hicieran con su difunto padre. Después de estos hechos será perseguido por las Erinias que le hacen enloquecer. Finalmente, por consejo del oráculo de Delfos se presentará delante del tribunal de Areópago de Atenas que lo absuelve y hace que se retiren la Erinias, aunque eso ya es otra historia.

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